Jorge García Cárdenas

Cambiar Viajando


Cuando uno suele viajar, aunque inconscientemente, suele terminar aprendiendo algo que condiciona el comportamiento para el resto de su vida. Esta afirmación categórica no la digo solo yo, que no soy experto en nada, sino que la plantea la Universidad de Ohio en un estudio reciente. 
Según el estudio, el escaso tiempo que dedicamos a nuestro viaje, muchas veces con hasta condiciones de estrés, condiciona la relación sináptica de las neuronas. La visita al museo, caminar entre la gente, comer en restaurantes y parar para descansar en un hotel confronta nuestro dominado día a día enfrentándolo a una nueva forma de relacionarnos con el entorno.
Caminar mediante un terreno de arena roja, mezclarte entre árboles milenarios y encontrarte un palacio como el de la imagen superior abruma de tal forma que pensar en cómo lo han construido te hace cambiar. Subir a lo más alto del Empire State tras esperar en un ascensor Art Deco y descubrir un Manhattan especial, te deja sin palabras, al igual que caminar por los infinitos campos de arroz de Vietnam que rompe todo molde establecido. 
Y es que vivir sensaciones hace que nuestra perspectiva cambie consiguiendo ser más consciente del mundo que nos rodea, aprendiendo formas de sentir diferentes y modificando cómo actuaremos ante situaciones que nuestro cerebro ya ha podido vivir.