Cuando lo terrenal se convierte en algo predecible y aburrido es natural buscar actividades más allá de lo desconocido. Entretenernos es el fin del todo. Al menos esa es la sensación que en ocasiones tengo cuando leo las novedades sobre el turismo espacial.
Nada de respuestas a las preguntas que aún no se han formulado científicamente ni recompensas al trabajo duro como se planteó en segundo plano en la película de Andrew Nicco, Gattaca. Más bien las razones por las que los grandes empresarios quieren entrar en la carrera de quién podrá tocar la "nada" del espacio es simplemente entretener. Que todos podamos sentir qué es el Eter o la composición real (partículas cósmicas y radiación).
Comprendo el poder que lleva simplemente saber que es posible una acción así. Conseguir llevar a más de 800 km de altura a Seres Humanos en modernas naves, que sientan la falta de gravedad y ver lo precioso que es nuestro Planeta desde el punto de vista de las estrellas, es maravilloso pero ¿En realidad es necesario?.
Sería el primero en querer viajar a Júpiter camino hacia la frontera de un universo que tienen infinitas cosas que ofrecernos pero el uso que le damos a avances como estos no sé si son los mejores. La osadía de convertir la ciencia en espectáculo puede ser lucrativa y didáctica pero si no se le trata con el suficiente respeto puede volverse contra el pensar colectivo. Me refiero a que si finalmente en 2018 hacemos el primer viaje espacial y los tripulantes no sobreviven ¿Será el fin de intentarlo?.
Ya nos ha pasado anteriormente. No hemos sido capaces de remontar aquello que nos ha escandalizado por lo que perderíamos la oportunidad de seguir descubriendo y avanzar.
El respeto a lo que puede generar un cambio de mira no es miedo, es parte de la pregunta que todos nos debemos hacer cuando estamos creando algo nuevo, el cuidado a no equivocarnos y al de seguir buscando posibles respuestas a las cuestiones más básicas, aquellas que cuestiona el conocimiento humano y su práctica. Por ello el intentar ir rápido para ser los primeros en llevar el hombre al espacio no me resulta respetable con sus posibilidades de fracaso. Ya en la Carrera Espacial el Sputnik ganó una batalla armamentística y con ello el mundo entró en un momento duro de la história.
Me gusta pensar que los avances técnicos no sólo son generados por los Gobiernos, me ilusiona que la imaginación brille para encontrar soluciones que nos lleven a un futuro mejor pero me preocupa por partes iguales que en la necesidad de ser el primero, se corte todo nuestro presente para hacernos retroceder.